Friday August 23 2019
Monica Aristizabal | Analista del comportamiento humano | [email protected]

El internet de las cosas ha sido un tema que tratamos de definir en las entradas pasadas ( https://bit.ly/30I8oIE ) pero que requiere de más atención e investigación para poder comprender su aplicabilidad en los objetos de nuestra vida cotidiana.  Recordemos que el IOT (Internet de las cosas) es una red de objetos físicos –vehículos, máquinas, electrodomésticos y más– que utiliza sensores y APIs para conectarse e intercambiar datos por internet.

IoT depende de una serie integral de tecnologías –como las interfaces de programación de aplicaciones (API) que conectan los dispositivos a internet–. Otras tecnologías IoT clave son las herramientas de gestión de Big Data, las analíticas predictivas, la IA y machine learning, la nube y la identificación por radiofrecuencia  (RFID).

El Internet de las cosas esta hoy en nuestro presente y estará mucho más presente en el futuro. Constantemente estamos generando datos debido a la conexión de internet siendo interpretados de forma cualitativa y cuantitativa y estando reflejados en nuestras actividades cotidianas. Uno de sus objetivos principales con su utilidad es mejorar la calidad de vida de las personas.

¿Cómo se produce esta conexión?

Los objetos con los que nos relacionamos vía Internet tienen una IP asignada que envía información, datos que le proporcionamos al usarlos, a un servidor. La forma en que las personas nos relacionamos con esos datos y nos beneficiamos de ellos es recogiéndolos. Y el medio para hacerlo puede ser tan sencillo como una WI-FI, un Bluetooth, un RFID o un código QR  por ejemplo.  Otro ejemplo de ello, sería la forma en que interactuamos con una SmartTV, subiendo documentos a la nube, enviando e-mails o publicando en redes sociales.

Muchos de los objetos cotidianos con los que hemos convivido han cobrado vida en la actualidad: smartphones, frigoríficos, TV, carros… esto es, la domótica en general.

El IoT nos ofrece a las personas, un recorrido individual y particular para cada una. Nos permite personalizar esos dispositivos, cosas u objetos cotidianos, para que le demos el uso que a nosotros nos interesa. El Internet de las Cosas posibilita un uso exclusivo y personalizado de los dispositivos cotidianos que utilizamos y que están conectados a Internet.

El Internet de las Cosas y la Ciberseguridad

Todo lo que está conectado con internet es vulnerable de ser hackeado. Por tanto, el IoT abre un extenso campo de aparatos tecnológicos expuestos a sufrir ataques cibernéticos. El Internet de las cosas nos trae muchas ventajas, como estamos viendo, pero también conlleva riesgos.

¿Estamos preparados para preservar la seguridad de una avalancha de dispositivos conectados a Internet?

Retos de la cibeseguridad

La ciberseguridad se enfrenta a 3 retos principales dentro de las compañías:

  1. Las empresas deben revisar sus protocolos de seguridad.
  2. Se requieren nuevos perfiles profesionales que se ajusten a las exigencias del aperturismo cibernético del Internet de las cosas.
  3. Aumentar la capacidad de conectividad de los servidores.

Smart cities

¿Cómo concibes vivir en una casa evolucionada tecnológicamente y transformada digitalmente fuera de un entorno que no le es recíproco? No tiene sentido.

Es aquí donde aparece el concepto de Smart City dentro de la idea global del Internet de las Cosas.

En ella se contempla digitalizar aspectos como:

1.- Los transportes: haciéndolos más eficaces y menos contaminantes.

2.- La energía: reduciendo su consumo.

3.- La sanidad: evitando esperas en hospitales y optimizando la prevención de enfermedades.

En definitiva, una Smart City es una ciudad inteligente.

Lo que podemos esperar, al menos, como ciudadanos de un espacio así es sostenibilidad, baja contaminación, eficiencia y que la digitalización esté al servicio de las personas para hacer que nuestra vida sea mejor.

Otro caso de uso lo vemos reflejado en el sector de la salud  con el Apple watch

Uno de los retos que se plantea el Internet de las Cosas en el área de la salud es buscar mejores soluciones estratégicas para afrontar las enfermedades crónicas. El reloj inteligente de Apple está siendo utilizado para que lo usen los enfermos más vulnerables, de manera, que estén siempre controlados por sus cuidadores. Además, se produce una retroalimentación en la que el reloj emite alarmas, recordatorios o consejos al paciente, relacionados con los hábitos que el enfermo debe adquirir. De esta forma, un reloj inteligente mejora la vida de estas personas. No sólo queda ahí la participación del Apple Watch. Los datos que obtienen se evalúan y ayudan a construir mejores modelos de diagnóstico para enfermedades cardiovasculares o incluso el Parkinson

Por otro lado,  ¿Sabías que existe un cepillo de dientes inteligente que es capaz de detectarte una caries? ¿Y qué me dices del Wize Mirror? Es un espejo que, al mirarte en él, ¡te avisa si tienes síntomas de una enfermedad! Y, por supuesto, todo lo imaginable en el mundo de la domótica. Controlar la calefacción desde tu móvil cuando estás fuera de casa, que el frigorífico te haga la compra cuando te estás quedando sin alimentos de consumo básico….

Definitivamente el internet de las cosas nos permite conjugar escenarios inteligentes a partir de nuestros hábitos diarios para mejorar nuestra calidad de vida.


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